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Black Sails — ¿una obra maestra histórica? Kirill Nazarenko habla sobre Black Sails
Black Sails — ¿una obra maestra histórica? Kirill Nazarenko habla sobre Black Sails

Estás leyendo un material preparado durante el desarrollo del juego simulador de vida pirata Corsairs Legacy del estudio Mauris, cuyo objetivo es popularizar la temática marina en general y los juegos de piratas en particular. Puedes seguir las noticias del proyecto en nuestra página web, en nuestro canal de YouTube y en nuestro Telegram.

En este artículo, Kirill Nazarenko analiza la primera temporada de la serie Black Sails.

Debo admitir que no soy un gran aficionado a las series, pero Black Sails sí la vería. Desde los primeros minutos deja una impresión bastante sólida, sobre todo por su ambientación histórica. Los autores indican claramente que la acción transcurre en 1715 y dejan bastante claro a qué episodios de la “Isla del Tesoro” de Stevenson hacen referencia.

Se puede decir que es una especie de precuela de “La isla del tesoro”. Aquí actúa el Capitán Flint, presentado de forma totalmente inesperada como una figura muy romántica, por momentos algo grandilocuente y extremadamente tenaz: lo “matan” prácticamente en cada episodio, pero de algún modo nunca llega a morir de verdad.

Black Sails — ¿una obra maestra histórica? Kirill Nazarenko habla sobre Black Sails

La serie “Black Sails”: John Silver

La serie “Black Sails” narra la juventud de John Silver, uno de los protagonistas principales. Es bastante hablador y algo cobarde, pero la historia muestra cómo Silver se convierte en el personaje que conocemos en “La isla del tesoro”. Por supuesto, Black Sails también cuenta la historia de la búsqueda del tesoro que luego será enterrado en una isla desierta y que Jim Hawkins, el doctor Livesey, el caballero Trelawney y toda esa “honorable” compañía intentarán encontrar.

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La serie “Black Sails”: el buque de la Royal Navy “Scarborough”

En cuanto a la propia serie Black Sails, tengo que decir que los barcos parecen muy reales. Me agrada que el aparejo esté dibujado de forma bastante correcta y que realmente corresponda a la primera década del siglo XVIII. Eso sí, como siempre, los barcos son un poco demasiado grandes, algo típico en cine y televisión: en un barco grande hay más espacio para las escenas de acción y más sitio desde donde disparar.

El barco al que llegamos desde los primeros minutos del primer episodio de Black Sails, cuando el Capitán Flint lo aborda, se ve muy bien: no es de plástico, es de madera, y está proporcionado con respecto a las personas que se mueven en él. En general, el equipamiento de un barco de madera a vela está mostrado de forma bastante conseguida.

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La serie “Black Sails”: vestuario de los personajes

En general, el vestuario de los personajes en Black Sails es muy logrado, sobre todo porque se hace una distinción clara entre la ropa de los caballeros y la de los marineros. El traje de un caballero consiste en una casaca larga y un sombrero de tres picos. Este abrigo de faldones largos fue introducido en la moda por Luis XIV ya en la década de 1670 y se llevaba con una camisola algo más corta, una camisa a menudo con encaje, peluca, sombrero de tres picos, calzones cortos, medias y zapatos.

Este traje no estaba pensado para trabajar físicamente, y justamente esa era la idea: debía mostrar que quien lo llevaba no trabajaba con las manos, sino que era noble y adinerado. El traje de los marineros, en cambio, se componía de pantalones cortos según los estándares actuales (pantalones, no calzones), chaquetas, camisas y algún tipo de gorro o sombrero. Los marineros y en general todos los personajes están sucios y sudorosos, lo cual es totalmente lógico, ya que a bordo casi no había dónde lavarse.

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La serie “Black Sails”: el capitán James Flint

Sin embargo, lo que no resulta tan convincente es la presencia de barbas en muchos personajes de Black Sails, y además barbas al estilo Hemingway: cubren toda la barbilla y las mejillas, pero son muy cortas. Hay que decir que a finales del siglo XVII la moda de la barba y el bigote desapareció por completo en Europa. Las modas no tienen explicación racional: ninguna señorita ni ningún jovencito a la moda podrían explicarlo, pero todos “saben” cómo hay que vestir. En el siglo XVIII no se llevaba barba en la sociedad culta. Llevar barba se consideraba señal de absoluta barbarie. No sabría con qué compararlo en el mundo actual.

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La serie “Black Sails”: Edward Teach (Barbanegra)

Algunas personas seguían llevando barba, por ejemplo el famoso pirata Edward Teach, Barbanegra. Él la llevaba como elemento intimidatorio. La apariencia de un hombre con una barba así –algo similar a la de Lev Tolstói– causaba verdadero horror, salvo que se tratara de un anciano decrépito.

De forma parecida, en Francia existía la tradición de que los maestros de regimiento o zapadores llevasen barba. Eran algunos hombres en cada regimiento de infantería que iban con delantales de cuero y hachas. Su función teórica era abrir camino a sus camaradas a través de bosques u otras defensas enemigas. La barba de los zapadores franceses se dejaba crecer ex profeso para asustar al enemigo y demostrar que eran hombres brutales e imparables.

Incluso el bigote se consideraba signo de cierta “brutalidad”. En el ejército sólo se permitía llevar bigote a los granaderos y a la caballería ligera, es decir, a los húsares. Se suponía que húsares y granaderos eran tipos temerarios, algo locos, que se lanzaban de cabeza contra el enemigo. Todos los demás soldados y oficiales tenían que afeitarse barba y bigote.

En el caso de los piratas se podría inventar una excusa: son salvajes, desenfrenados. Pero aun así seguían siendo personas que se dejaban influir por la moda. Unas barbas de tres o siete días en sus rostros serían totalmente adecuadas, ya que la gente corriente del siglo XVIII no se afeitaba a diario. Todavía no existían las maquinillas de seguridad, sólo navajas rectas, y afeitarse uno mismo era difícil. Sólo los barberos afeitaban profesionalmente, y por supuesto cobraban por ello. La mayoría de los hombres se afeitaban una vez por semana; en el ejército se exigía hacerlo dos veces por semana, pero aun así quedaban varios días de barba incipiente en la cara.

En cambio, barbas como las del cocinero, con quien Silver se encuentra en los primeros minutos del primer episodio, o las del capitán del barco atacado, son totalmente inverosímiles. Incluso la barba de Flint es más bien poco creíble históricamente.

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La serie “Black Sails”: personaje negro

Aquí también tengo que mencionar algunos momentos curiosos en los que aparecen personajes negros en pantalla. Es evidente que esto responde a las exigencias de nuestro tiempo: diversidad, tolerancia, la necesidad de mostrar personas negras y de rasgos mongoloides. Pero puedo asegurar que prácticamente no había negros entre los piratas del Caribe como miembros de pleno derecho de la tripulación.

Por supuesto, había esclavos. Los esclavos africanos llegaron al Caribe ya en el siglo XVII. Sin embargo, los prejuicios eran muy fuertes y nadie consideraba a los esclavos como “personas” en el sentido pleno, incluidos los propios piratas. Por ello no conozco casos en los que un negro fuera aceptado como tripulante pirata en igualdad de condiciones. Teóricamente era posible, pero tendría que haber sido algo extraordinariamente raro, y probablemente se le habría asignado el papel de sirviente, no de pirata como tal.

En cuanto a personas de aspecto árabe con turbantes, esto es incluso menos verosímil en el Caribe. En el Mediterráneo, donde la costa norte de África (la actual Argelia, Marruecos, Túnez) era un auténtico nido de piratas, los piratas árabes y musulmanes con turbante serían totalmente adecuados y no sorprenderían a nadie. Pero en el Caribe, difícilmente. Y eso sin hablar de ciertas imágenes de monstruos que gritan como vampiros y asaltan el barco a los pocos minutos del abordaje: dejemos esos recursos en la conciencia de los guionistas de Black Sails.

Veamos ahora cómo se muestra el abordaje. Pasemos por alto la escena en la que Silver y el cocinero se ajustan cuentas. Por cierto, Silver viste de forma muy elegante, como un joven marinero bien pagado de principios del siglo XVIII. Saltemos ese episodio y centrémonos en el abordaje en sí.

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La serie “Black Sails”: momento del abordaje

El abordaje en la serie Black Sails está rodado siguiendo las leyes del género: los mástiles se derrumban, la gente vuela quién sabe adónde. Debo admitir modestamente que nunca he participado en un abordaje ni he visto una batalla naval del siglo XVIII con mis propios ojos, pero me atrevo a suponer que una persona alcanzada por astillas, una bala o una bala de cañón muere de forma bastante poco estética y no realiza ningún salto espectacular ni vuelos artísticos. Todo sucede de forma rápida y triste. Pero en la serie el abordaje se transforma muy pronto en una especie de batalla posicional dentro de un “fuerte” improvisado a bordo.

El capitán y sus marineros quedan aislados en una estancia, con estrechas troneras que dan al exterior, aparece una especie de niebla blanca para infundir miedo al espectador y luego los piratas derriban la puerta con algo y entran en la cámara. Conviene recordar que el objetivo del abordaje era apoderarse del barco enemigo. Suena trivial, pero es importante.

Capturar un barco significa ante todo capturar su “motor”. Si controlas el sistema de propulsión y gobierno, puedes llevar el barco a donde quieras. Si consigues encerrar a los adversarios en una zona desde la que no pueden controlar el barco, pueden quedarse ahí hasta que se les acaben la comida y el agua y se rindan. En un buque de vapor, el “motor” está en la sala de máquinas; en un velero, el “motor” –las velas– está arriba. Si empujabas a la tripulación enemiga hacia abajo, el combate quedaba prácticamente decidido.

En teoría, se podía hacer explotar la santabárbara (cámara de pólvora), pero la explosión de la cámara de pólvora era un acto desesperado. Todos sabían que quien la hiciera volar moriría, y muy pocos estaban dispuestos a ello. Además, la actitud hacia el suicidio en el siglo XVIII era diferente: la mayoría de los europeos eran profundamente religiosos. Podían ser canallas, pero tenían grabada la idea de que el suicidio es un pecado mortal que no puede expiarse, ya que quien lo comete no tiene tiempo de arrepentirse.

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La serie “Black Sails”: explosión del barco

En la historia de la flota rusa del siglo XVIII hubo apenas un par de casos en los que los marineros hicieron explotar su propio barco. Uno ocurrió en 1738, cuando el capitán Pierre de Fermery voló su bote doble. El segundo tuvo lugar durante la guerra ruso-turca de 1768–1774, cuando el teniente Osten-Sacken hizo explotar también su bote doble. En ambos casos combatían contra los turcos. La lucha contra los turcos se percibía como algo “fuera” de las leyes y costumbres normales de la guerra. Además, estos episodios no se utilizaron como propaganda en el siglo XVIII; sólo fueron mitificados a finales del siglo XIX y principios del XX. En su época se consideraban actos casi de locura.

Por tanto, en el contexto del abordaje de Black Sails, la posibilidad de que los marineros derrotados y empujados a las cubiertas inferiores hicieran estallar la santabárbara era extremadamente baja. Los marineros que se adueñaban de la cubierta superior controlaban las maniobras y mandos del barco, así que la lucha solía decidirse en la cubierta, no en las cubiertas inferiores.

Me resultaría más creíble una escena en la que el capitán y sus hombres fueran obligados a retroceder, por ejemplo, hacia el castillo de proa o el alcázar de popa y ofrecieran allí su última resistencia. Pero entonces sería más difícil rodar planos dramáticos con claroscuros, rayos de luz entrando por aspilleras y puertas explotando con barriles de pólvora.

Por cierto, en un barco real a ningún loco se le ocurriría volar una puerta con un barril de pólvora, porque podría provocar un incendio. En Black Sails habría sido mucho más natural cortar la puerta a hachazos. Incluso en los asaltos a fortalezas del siglo XVIII se recurría a menudo a hachas para derribar puertas. Yo me imagino más bien a un enorme pirata musculoso reduciendo la puerta a astillas de un hachazo.

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La serie “Black Sails”: el capitán Flint

Pasemos ahora a otro episodio de la serie Black Sails: el duelo entre Flint y su rival en la cubierta del barco. Más exactamente, tiene lugar en la parte central llamada “waist”. Este lugar se ha elegido por razones cinematográficas: en pantalla parece un hueco o anfiteatro en la cubierta superior.

En realidad, la estructura del barco era así: en proa estaba el castillo de proa; más cerca de popa, entre el palo mayor y el mesana, se encontraba el alcázar (quarterdeck), y aún más atrás, sobre el mesana, la toldilla (poop), que podía elevarse por encima del alcázar y alojaba la cámara del capitán.

La waist no podía utilizarse como en la serie. Estaba bastante llena: en el centro se encontraba el bote principal (longboat), podían almacenarse allí otros botes y también vergas y mástiles de repuesto para sustituir elementos dañados. Es decir, la zona estaba muy cargada.

Además, cuando los cañones de la batería estaban retraídos en posición de descanso, la parte trasera de las cureñas prácticamente tocaba ese “almacén” de palos en la waist. Para evitar el caos en la zona central, se construían pasarelas elevadas a la altura del castillo de proa y del alcázar, a lo largo de las bandas, por donde se movían los marineros. En Black Sails vemos precisamente a los marineros en esas pasarelas, observando el duelo entre Flint y su adversario con cicatriz en la cara. Las pasarelas servían para moverse libremente entre proa y popa sin trepar por encima de esa “barricada”. Pero en la serie la waist se convierte en una especie de anfiteatro donde se desarrolla el duelo.

Debo añadir que no era habitual mostrar la cabeza afeitada, como hace el rival de Flint en Black Sails. En el siglo XVIII, sobre todo en la primera mitad, los hombres se afeitaban con frecuencia la cabeza y llevaban peluca, por razones estrictamente higiénicas.

La peluca permitía, por ejemplo, “desparasitarla” al fuego, e incluso podía tirarse o quemarse llegado el caso. La cabeza afeitada era más fácil de mantener limpia.

Pero mostrar la cabeza afeitada en público estaba muy mal visto. Era casi tan tabú como mostrar desnuda cierta parte del cuerpo en la que nos sentamos. Por eso quien se afeitaba la cabeza y no llevaba peluca solía llevar un gorro, una gorra de piel o se ataba un pañuelo. La costumbre de llevar un pañuelo en la cabeza está relacionada precisamente con la necesidad de cubrir la calva. Los piratas, que no eran ricos, podían perfectamente llevar ese pañuelo: me habría gustado ver uno en la cabeza del personaje con cicatriz. En cambio, el hecho de que no lleve ni bigote ni barba sí es totalmente coherente con la moda del siglo XVIII.

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La serie “Black Sails”: la imagen del capitán Flint

El propio Flint en Black Sails tampoco corresponde del todo a los ideales de su época. Empezando por el peinado: lleva el pelo corto.

Un hombre del siglo XVIII que llevaba su propio cabello lo tenía largo hasta los hombros o más. Si el pelo molestaba, se lo ataba en una coleta o trenza. Así que Flint debería llevar coleta o una coleta baja, pero los autores de la serie decidieron no hacerlo. En una de las escenas del duelo se ven claramente varios hombres de rasgos orientales con turbantes sentados en las pasarelas sobre la waist, observando el combate.

Otro detalle extraño son los arneses o tirantes cruzados. En el siglo XVIII estos se usaban principalmente para llevar la cartuchera. Ese era el modo habitual: una amplia banda de cuero cruzada por el hombro izquierdo. Es cierto que en algunas regiones de Europa Oriental se llevaba la espada en un tahalí al hombro, pero en Europa occidental se prefería el ceñidor de cintura, del que colgaba la espada o el sable. Esta tradición se mantuvo hasta las guerras napoleónicas, cuando volvió a ponerse de moda llevar armas blancas en bandolera. Esas anchas correas que cruzan el pecho de los personajes de Black Sails parecen más un capricho del diseñador de vestuario.

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La serie “Black Sails”: combate entre personajes

Veamos ahora con qué luchan los personajes. Combaten con armas blancas normales que recuerdan a los cuchillos marineros o sables cortos de abordaje muy utilizados en la época. Estas armas tienen la hoja ligeramente curva, pero son más cortas que un sable de caballería estándar. Un sable de caballería medía alrededor de 1 metro, en cualquier caso no menos de 90 cm, porque el jinete tenía que alcanzar tanto a un enemigo a caballo como a uno a pie. En un barco, una hoja tan larga era más bien un estorbo; la longitud habitual de la hoja de un sable de abordaje era de unos 60–70 cm. Justo ese tipo de arma vemos en manos de los personajes de la serie.

Sin embargo, Flint lleva un cinturón de cuero muy ancho con remaches, que probablemente le quitó a algún herrero, porque ese tipo de cinturones no existía en el siglo XVIII. Su adversario lleva muñequeras de cuero que también parecen más propias de un artesano metalúrgico que de un pirata.

Los pantalones amplios y las botas blandas que lleva el adversario de Flint también llaman la atención. La pasión por las botas en el cine es un detalle bastante constante. En Europa occidental existían grandes problemas con el cuero blando. Las botas de cuero blando son un fenómeno propio de Europa del Este: en Polonia, Hungría, Ucrania o Rusia eran muy comunes y cómodas. En la Europa occidental del siglo XVIII, sobre todo en la primera mitad, las botas existían casi exclusivamente en forma de botas militares altas (Hessenstiefel).

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La serie “Black Sails”: botas altas del siglo XVIII

Las botas hessianas eran botas altas, por encima de la rodilla, hechas de cuero muy rígido. Apenas se doblaban, quizá sólo un poco en el tobillo. Eran botas especiales de caballería con dos funciones principales: por un lado, protegían la pierna de golpes de las armas de infantería (un soldado de a pie difícilmente podía atravesar una bota hessiana con la bayoneta), y por otro, resultaban muy útiles en caso de caída del caballo. El jinete del siglo XVIII no tenía un entrenamiento individual tan desarrollado como para “saltar” bien en una caída; la bota rígida protegía la pierna de fracturas. Un caballo pesado que cae de lado podía aplastar la pierna, y una fractura de este tipo solía significar amputación.

Cuando los jinetes desmontaban, se quitaban las botas hessianas y caminaban con zapatos, porque andar con ellas era casi imposible: como mucho se podía cojear. Por tanto, las botas en los pies de piratas del Caribe a comienzos del siglo XVIII son algo totalmente inverosímil.

Sólo hacia finales del siglo XVIII llegó a Europa occidental la moda de botas con caña relativamente blanda procedente del Este. En la época de la Revolución Francesa este calzado se volvió muy popular, pero no al inicio del siglo.

A comienzos del siglo XVIII la mayoría de los marineros iba descalza, porque las suelas de los zapatos eran de cuero liso, sin dibujo. No se podía clavar tachuelas en la suela, ya que dañaban la cubierta del barco, que se fijaba con espigas de madera. La cubierta estaba a menudo húmeda, así que a los marineros les resultaba más cómodo y seguro ir descalzos, sobre todo en climas tropicales. Algunos caballeros a bordo, como los oficiales, podían permitirse ir en zapatos, porque “no era propio” caminar descalzos, pero las botas en un barco son muy poco realistas.

Después, los personajes de Black Sails luchan “como en el cine”: tardan mucho en matarse, ambos acaban con el rostro cubierto de sangre. Se nos muestra incluso un primer plano de la empuñadura del arma del adversario de Flint. Es una empuñadura típica de espada o florete: pomo de cobre o bronce que encaja bien en la mano, pequeña cazoleta protectora y un guardamanos.

¿Por qué se fundían las empuñaduras en cobre o bronce? Porque la empuñadura pesada contrarresta el peso de la hoja. Con una empuñadura ligera es difícil manejar una hoja larga, ya que la espada tiene mucha inercia. Si la empuñadura es pesada, el arma queda equilibrada y se puede mover con mayor facilidad, aunque en total pese más. Y, por supuesto, también se puede golpear con el pomo si hace falta.

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La serie “Black Sails”: combate a bordo

La pelea termina, como es de esperar, con la victoria de Flint: mata a su oponente afeitado para alegría general de la tripulación. No repetiré la obviedad de que en cualquier western o película de piratas las peleas duran diez veces más que en la realidad. A menudo bastaría un solo golpe para dejar al enemigo fuera de combate o matarlo. Pero si se mostraran combates tan breves en el cine, habría menos espectáculo.

Ahora avancemos hasta el episodio 8 de Black Sails y veamos el ataque de Flint al barco español, que se ve bruscamente interrumpido por un intento de motín en el propio barco de Flint. El personaje que intenta derrocar a Flint lleva, por cierto, gafas con montura metálica. No hay que sorprenderse: gafas de este tipo estaban ampliamente extendidas en el siglo XVIII. Ya en el XVII, por ejemplo en Holanda, los médicos recetaban gafas con dioptrías. Un hombre con gafas en el siglo XVIII era algo totalmente normal en las ciudades.

Evidentemente, las gafas eran caras y un campesino difícilmente podía permitírselas, pero la gente de clase media sí las usaba. Había incluso gafas con cristales verdes, que se consideraba que protegían los ojos de la luz intensa.

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La serie “Black Sails”: batalla naval

Veamos ahora la batalla naval en Black Sails. La idea de Flint es bastante realista: intenta colocar el barco enemigo en fuego cruzado. Al mismo tiempo el barco de Flint parece estar detenido, o eso quieren mostrar los creadores.

En un momento se nos muestra el barco desde debajo del agua: se ven dos cables que convergen en un punto del que sale otra cuerda hacia el fondo, donde probablemente haya un ancla. Un sistema así podría tener sentido en un río con fuerte corriente. En el mar, en cambio, lo normal era fijar el barco con dos anclas: una amarra en proa y otra en popa, en direcciones distintas. Eso estabilizaba la posición del casco. Si sólo se fondeaba de proa, el viento podía hacer girar el barco; en un puerto estrecho, las naves podían chocar y las cadenas de ancla enredarse. En alta mar era más lógico usar dos anclas, pero no con esa extraña disposición. Cuesta imaginar cómo lanzaron ese ancla ahí y cómo piensan izarla después.

Después viene la maniobra de colocar el barco español bajo fuego longitudinal. En la serie, esta táctica se recrea con cierta libertad: se quiere disparar en tiro rasante tanto desde proa como desde popa. En la realidad era una táctica muy eficaz, sobre todo el tiro contra la popa, cuya peligrosidad se muestra bien en Black Sails.

Cuando una andanada alcanzaba el espejo de popa, el destrozo era enorme: las balas recorrían todo el buque de un extremo a otro. Un impacto en la proa podía ser algo menos destructivo porque las amuras convergían en ángulo y podían desviar parte de los proyectiles. Pero el mamparo de popa era relativamente débil y las balas lo atravesaban con facilidad.

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La serie “Black Sails”: mosquetes de los piratas

Durante los preparativos para el combate en Black Sails vemos el proceso de carga de los mosquetes: aparecen baquetas con las que se introduce la pólvora y la bala. Lo único negativo es que las baquetas son metálicas.

Las baquetas metálicas sólo se generalizaron a partir de la década de 1750. Se introdujeron primero en Prusia con Federico el Grande, para acelerar la carga. Antes de eso, las baquetas eran exclusivamente de madera.

También se muestra en pantalla la hoja de un hacha de abordaje. Es un arma totalmente adecuada: mosquetes, pistolas, hachas de abordaje y sables cortos eran el equipo básico. Lo que no se ve en la serie son las picas de abordaje, muy comunes por ser armas baratas y al alcance de cualquier marinero.

Cuando vemos a los oficiales mirando al enemigo con catalejos, surge otro problema: por alguna razón el capitán español va vestido a la moda de la década de 1790, con sombrero redondo y pelo empolvado. Así no se vestía en 1715 o 1720. Es difícil entender qué quería conseguir el diseñador de vestuario.

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La serie “Black Sails”: barco español con bandera

Otro error en Black Sails aparece en la bandera del barco español. Vemos una nave española bajo una bandera blanca con una característica cruz roja en aspa con extremos dentados, es decir, la cruz de Borgoña. Es cierto que esta bandera fue usada por España en los siglos XVI y XVII.

Pero en 1701 comenzó la Guerra de Sucesión Española, que terminó en 1713 con la victoria no del pretendiente austríaco, sino del francés. Durante esa guerra, los partidarios del pretendiente austríaco usaban la vieja bandera con la cruz de Borgoña. Cuando ganó el candidato francés, se introdujo una nueva bandera española: un paño blanco con un escudo complejo. Los barcos españoles navegaron con esa bandera hasta la década de 1780, cuando se introdujo la conocida bandera roja-amarilla-roja que España utiliza hasta hoy.

Si el primer episodio transcurre en 1715, es inexplicable que en el episodio 8 veamos la vieja bandera con la cruz de Borgoña. Tal vez se deba a que el público reconoce mejor ese diseño, mientras que pocos identificarían la auténtica bandera de la época. Habría sido fácil resolverlo con un diálogo: un joven pirata pregunta “¿Qué lleva en la popa?” y un viejo marinero responde “Muchacho, España tiene ahora una bandera nueva”.

A continuación vemos un intento de disparar contra la popa del barco español. Me parece que la destrucción debería haber sido mayor de lo que se muestra. Luego viene la salva de respuesta española. Resulta que es casi un tres puentes: conté tres cubiertas de artillería. El barco de Flint recibe un durísimo castigo, todos salen volando, incluyendo al propio Flint, que al final del episodio 8 parece hundirse. Probablemente no se ahogue, pero de momento está prácticamente “muerto”.

Volviendo a la apariencia del barco en Black Sails, no me gustaron los puntales metálicos de la regala, ya que en aquella época no existían barrotes de metal de ese tipo: todo era de madera.

En la escena cargada de tensión en la que el personaje con gafas apunta a Flint con una pistola, se distingue al fondo a un tipo que parece un talibán con un arma que tiene acoplado un pequeño mortero en el cañón. Se trata de una tecnología real del siglo XVIII, utilizada en el ejército británico, aunque no durante mucho tiempo.

La idea era simple: el fusil se cargaba con pólvora, pero sin bala; en el pequeño mortero se colocaba una granada de mano. Al disparar, se encendía la mecha de la granada, que volaba unos 100 metros hacia el enemigo y explotaba.

El baquetero de este personaje es, por cierto, de madera y bastante grueso, visible bajo el cañón, lo cual es correcto: al menos no todos los baqueteros son metálicos. La pistola del hombre con gafas, sin embargo, recuerda más a una pistola de duelo de finales del siglo XVIII, con una empuñadura muy curvada, casi como una pistola moderna. Para principios del siglo XVIII es un arma poco verosímil.

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La serie “Black Sails”: cañón en el barco

Los cañones en la serie Black Sails, por otra parte, están bastante bien logrados. Son de hierro colado, lo que es de agradecer, ya que los cañones de bronce se usaban menos en la marina. Sin embargo, parecen más piezas de artillería de fortaleza que de barco. Si observamos la culata, vemos un “cono” llamado cascabel. En los siglos XVI y XVII, cuando los cañones se decoraban profusamente, a veces se pasaban cuerdas ornamentales por ahí.

En un barco real eso sería peligroso. Los cañones navales no tenían un cascabel de ese tipo, sino un gran anillo por el que se pasaba una gruesa cuerda –yo diría de al menos 5–6 cm de grosor en el caso de un cañón de 12 libras, que disparaba bolas de unos 6 kg–. Esa cuerda se fijaba con ambos extremos a fuertes anclajes en las bandas. Servía para que el cañón no retrocediera demasiado y, en ningún caso, pudiera soltarse y desplazarse por la cubierta. Un cañón suelto en plena tormenta podía destruir cualquier cosa a bordo. Esa cuerda se llamaba “braga”. En la serie resulta un tanto frívolo pasar la braga como un lazo por el cascabel y suponer que así el cañón está seguro.

Por lo demás, todo está mostrado de manera bastante decente. Diría que los comentarios que he hecho son observaciones sobre una serie en general muy cuidada. En comparación con muchas producciones televisivas hechas “con la mano izquierda”, Black Sails deja una impresión muy positiva.

Entre los detalles acertados debo mencionar que las cureñas de los cañones están pintadas de rojo. Es un detalle absolutamente correcto. El rojo era un color muy apreciado en el siglo XVIII: se pintaba de rojo el interior de las amuras, muchos elementos del barco, franjas decorativas en los costados y también las cureñas de los cañones.

Al final, el barco español logra escapar de la trampa que Flint le había tendido. Se atraviesa frente a su enemigo y dispara una andanada devastadora, a raíz de la cual Flint sale despedido por la borda y empieza a hundirse.

Con esto concluyo mi análisis de la primera temporada de la serie Black Sails. Tal vez la segunda y la tercera temporada también se conviertan en objeto de estudio en el futuro.

Esperamos que este artículo te haya resultado útil.

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