Estás leyendo un material preparado durante el desarrollo del juego de simulación de vida pirata Corsairs Legacy por Mauris studio, con el objetivo de popularizar la temática naval en general y los juegos de piratas en particular. Puedes seguir las noticias del proyecto en nuestra web, en nuestro canal de YouTube y en nuestro Telegram.

En este artículo, Kirill Nazarenko analiza la película Master and Commander: The Far Side of the World (Master and Commander: Al otro lado del mundo).

¡Hola! Hoy nuestro número estará dedicado al análisis de una película muy buena, “Master and Commander: The Far Side of the World”.

El género de mi intervención, por supuesto, implica crítica, mencionaré algunas cosas que me llamaron la atención desde un punto de vista no muy favorable, pero en general, la película Master and Commander es muy buena.

Hay que señalar que no conozco otra película dedicada a la flota de vela que muestre su realidad tan bien como la película Master and Commander.

En efecto, el barco parece real, y algunos pequeños detalles son elementos auténticos de finales del siglo XVIII y principios del XIX.

La película “Master and Commander”: puntal en el barco en forma de columna

En el encuadre, de vez en cuando, parpadea una columna que sostiene el techo y se encuentra dentro de la estancia. Esta columna parece una columna redonda con un pequeño capitel, y precisamente así se veían estos puntales en los barcos de finales del siglo XVIII y principios del XIX, cumpliendo no solo una función técnica, sino también estética. Es cierto que, en la película Master and Commander, esta columna es más bien metálica, lo cual es típico de mediados del siglo XIX, pero aun así, se trata de navíos de vela, y hasta en esos detalles los autores de la película resultaron ser bastante precisos.

Si hablamos de la parte técnica, entonces la trama en la película Master and Commander se basa en el combate entre dos fragatas, lo cual era típico no tanto de las guerras napoleónicas, sino de la segunda guerra de Independencia de 1812-1815, cuando Estados Unidos y Gran Bretaña se enfrentaron por segunda y última vez en el campo de batalla. En esta guerra, las fragatas estadounidenses desempeñaron un papel muy importante. Fue un fenómeno único.

Hay que entender que las fragatas estadounidenses eran auténticas mansiones flotantes en comparación con las fragatas británicas, francesas, rusas, etc. Cuando en 1794 los estadounidenses decidieron reconstruir la flota estadounidense y crearon la marina que existe de forma continua hasta hoy, decidieron no construir navíos de línea. Entendían que no podían construir tantos navíos de línea como Gran Bretaña y que siempre serían más débiles. Pero, en caso de una guerra futura, apostaron por la lucha en las líneas de comunicación y por la captura de buques mercantes enemigos. Para esta tarea, era necesario construir barcos muy fuertes de la clase fragata.

Así nació la fragata estadounidense, que inicialmente era de 44 cañones y luego de 50 e incluso de 60 cañones. Eran buques de gran eslora. Tenían una batería corrida sobre la que se podía montar un gran número de cañones.

Master and Commander. Fragata estadounidense del siglo XVIII

Al mismo tiempo, los estadounidenses no construyeron muchas fragatas, por lo que la calidad de construcción era altísima. Recordemos que la fragata Constitution sigue flotando. Este es un caso único en la práctica mundial de que un barco de madera permanezca a flote durante más de 200 años, aunque haya sido reparado.

Para el casco del barco se utilizó roble sometido a un tratamiento especial. Los estadounidenses tenían muchos bosques y no construían tantos buques de guerra, por lo que podían seleccionar cuidadosamente la madera. Además, estas fragatas estadounidenses resultaron ser muy resistentes, de modo que en todos los enfrentamientos uno contra uno con fragatas británicas durante la segunda guerra de Independencia, las fragatas estadounidenses salieron victoriosas.

Esto fue un toque de atención para los británicos, que estaban acostumbrados a derrotar a los franceses en combates individuales. Pero no es sorprendente, porque Inglaterra tenía una tarea completamente distinta. Inglaterra necesitaba construir un gran número de fragatas que pudieran proteger el enorme tráfico mercante de Gran Bretaña durante las guerras napoleónicas ante los corsarios franceses. Además, para ello era necesario construir fragatas relativamente pequeñas y débiles, de unas 20-30 piezas de artillería, o incluso no fragatas, sino corbetas o bergantines-goleta (sloops): es decir, buques de tres palos que no tenían una cubierta de artillería cerrada y cuyos cañones se encontraban en una sola cubierta abierta. Una corbeta o un sloop podían llevar de 20 a 24 cañones.

Pero en este caso, es precisamente una fragata inglesa la que se muestra en la película Master and Commander.

La película “Master and Commander”: fragata inglesa

Parece llevar unos 30 cañones y, creo, son de 18 libras. Pero está claro que una fragata de 30 cañones armada con piezas de 18 libras tenía muy pocas posibilidades en un combate contra una fragata estadounidense de 44 cañones, que tenía cañones de 24 libras en su batería cerrada y carronadas de 24 libras en la cubierta superior. Este tipo de fragata se convertiría más tarde en un modelo clásico, y en la década de 1840 muchos países las construirían. Para entonces, los estadounidenses ya estaban construyendo fragatas de 60 cañones.

Por lo tanto, en una batalla real entre una fragata inglesa y una estadounidense, la primera simplemente no tendría ninguna posibilidad, incluso teniendo en cuenta el excelente entrenamiento y la amplia experiencia de combate de los marineros ingleses, de la que carecían los estadounidenses. Pero una película no sería una película si el protagonista fracasara en ella. Por eso, la acción en la película Master and Commander se trasladó a la guerra con los franceses, una vez más para que el público angloparlante no se dividiera durante el visionado y todos estuvieran del lado del protagonista. Y, como es natural en el cine, se hizo que el personaje principal resultara vencedor.

Al mismo tiempo, la cuestión de las características técnicas de la fragata francesa, contra la que hay que luchar, queda en el aire. Se dice que tiene 44 cañones y que sus costados están hechos de roble de pantano y tienen un grosor de 2 pies.

Más adelante, en la película Master and Commander se lleva al capitán del barco británico una maqueta hecha por los marineros que muestra los contornos de este barco francés, porque uno de los marineros lo vio en el astillero de Boston, donde se construyó.

La película “Master and Commander”: los marineros muestran al capitán la maqueta de un barco francés

Y aquí aparece un momento un poco divertido: el equipo que rodó la película se quedó algo corto. Porque yo me creería que los marineros tallaran los contornos del barco a partir de un bloque de madera, es decir, que tomaran un bloque de madera y tallaran los contornos con un cuchillo. Eso ya le daría cierta información al capitán.

Sin embargo, en el fotograma vemos un modelo de Almirantazgo, que se realizaba en los siglos XVII, XVIII y principios del XIX durante la construcción de cualquier barco, especialmente de guerra, porque los carpinteros no entendían los planos. Los maestros de astilleros podían leer los planos y era necesario explicar al carpintero qué y dónde tenía que colocar y fijar, por lo que se hacía el modelo de Almirantazgo. Este repetía exactamente el armazón del casco del barco, mientras que, por regla general, no llevaba forro exterior o este se ponía solo en un costado para que se pudiera ver la estructura interna. Además, lo principal en el modelo de Almirantazgo era la rejilla de cuadernas y vigas que soportaban las cubiertas, y las uniones horizontales o inclinadas entre las cuadernas, ya que precisamente para organizar estas partes se realizaba dicho modelo.

Está claro que el marinero que una vez vio una fragata en construcción en Boston ni siquiera trabajaba en esa obra. Y, pasado cierto tiempo, simplemente no podía describir esta construcción a su compañero con tanto detalle como para que después la reprodujera en forma de modelo de Almirantazgo —era imposible. Es pura fantasía. Además, la disposición concreta de las vigas interesaría muy poco al capitán del barco, que debe luchar contra el navío enemigo representado en la maqueta.

De nuevo, cuando el capitán en la película Master and Commander habla de que se trata de una nueva palabra en tecnología, pronuncia varias palabras correctas, pero el modelo no se corresponde con esas palabras.

Para enfatizar lo avanzado del diseño, yo habría representado un espejo de popa redondeado. Es decir, en la parte superior de la popa se sitúa la cámara del comandante, que se expresa hacia el exterior mediante ventanas enrejadas, a diferencia de las portas de los cañones que van más atrás. Esta parte del barco, en cualquier caso, tenía una forma trapezoidal con ángulos marcados.

Más abajo comenzaba la parte cóncava de la popa, que luego se transformaba en el espejo, un mamparo plano que cerraba el casco de la nave. El espejo pasaba después al codaste. Este era el punto débil del barco, no tanto en combate como a la hora de navegar, porque el ángulo con el que el espejo se unía a los costados no era muy sólido.

La película “Master and Commander”: la popa del barco

Por eso, a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se les ocurrió la idea de redondear esta parte de la popa. Es decir, en la parte superior, donde estaba la cámara, seguía siendo rectangular, pero aproximadamente a la altura de la parte superior de la rueda del timón empezaban a redondearla. Esto daba ciertas ventajas tanto en términos de resistencia al avance como de resistencia del casco. Por ello, la popa redonda estaba de moda en los primeros años del siglo XIX, y se podría haber mostrado aquí.

En cuanto a los contornos muy afilados en la película "Master and Commander: The Far Side of the World", hay demasiados. Esto se debe a que, en la segunda mitad del siglo XIX, aparecieron los llamados contornos “clipper”, es decir, formas de proa muy afiladas que se utilizaron ampliamente en los clíperes.

Si observas los veleros modernos que todavía surcan los mares, verás contornos muy afilados, como una proa alargada, pero eso ya pertenece a la arquitectura naval de la segunda mitad del siglo XIX. En la primera mitad del siglo XIX, nadie dudaba de que la proa del barco debía ser redondeada, porque no debía clavarse en el agua, algo muy importante.

Si el barco tiene formas muy afiladas, tenderá a hundirse en la ola cuando navega de proa al mar o cuando la ola lo alcanza por atrás. Esto es muy peligroso, porque entonces sería casi imposible mantenerse en cubierta. Algunos buques modernos con turbinas de vapor pueden navegar con seguridad porque, en primer lugar, son grandes y, en segundo, durante una tormenta es posible permanecer en el interior.

En un velero, poder trabajar en cubierta con cierta comodidad era una condición necesaria para la existencia misma del barco. No se podía permitir que las olas barrieran libremente la cubierta, porque allí trabajaba mucha gente. Y esta característica de proa algo roma servía precisamente para que el barco escalara bien la ola. Por lo tanto, unos contornos excesivamente agudos eran más bien un inconveniente que una ventaja.

Repito una vez más que es prácticamente imposible hacer un modelo de Almirantazgo como ese basándose solo en una descripción. Lo más probable es que aquí el equipo de atrezzo se pasara un poco, porque en el texto se dice que el marinero talló la maqueta: entonces debería ser simplemente un bloque de madera y no una obra tan delicada.

Y, por supuesto, no basta con premiar con un vaso de ron un trabajo así, porque una persona tuvo que pasarse unas dos semanas con ese modelo. Además, tenía que montar guardia en el barco, trabajar con las velas y dormir alguna vez. Yo le habría dado unas cuantas guineas a ese marinero.

Recordemos que una guinea era una moneda de oro inglesa con un valor de 21 chelines en aquella época, es decir, 1 chelín más que una libra esterlina.

La película “Master and Commander”: moneda de oro inglesa guinea

Teniendo en cuenta que los marineros ingleses cualificados en la marina recibían alrededor de 10 libras al año, creo que este trabajo valía un par de libras. Además, el mayordomo del comandante dice que también dará vino en lugar de ron. No está muy bien.

Ahora pasemos a la escena de la tormenta en la película "Master and Commander". Está mostrada bastante bien. Lo único que me genera dudas es la forma de llevar la ropa.

Por supuesto, los marineros iban desabrochados y bastante desaliñados, era normal. Pero durante una tormenta, acompañada de lluvia y viento fuerte, cualquier persona instintivamente quiere abotonarse, cubrir de alguna manera el cuerpo. Y aquí los marineros y oficiales, tanto con buen tiempo como con mal tiempo, van igual de desabrochados.

Además, esta característica típica del cine moderno, que el protagonista vaya siempre sin sombrero, es una absoluta tontería. Los marineros llevaban el gorro puesto casi todo el tiempo, y desde luego en mal tiempo.

La película “Master and Commander”: el protagonista

Ahora, por supuesto, para mostrar todo el humanismo de los héroes y la tragedia de la situación en la película "Master and Commander", los cineastas alargaron un poco la historia del corte del aparejo. Pero sigue sin quedar del todo claro qué es exactamente lo que se desprendió del barco. Al parecer, se rompió el mastelero, es decir, la parte superior del mástil, y junto con la verga y la vela se fue por la borda. Por supuesto, siguió unido a algunos cabos, y está claro que había que cortarlos. Porque así surgió la situación de un ancla flotante.

Este recurso también se utilizaba en el manejo del barco en condiciones normales. Si era necesario reducir la velocidad del buque durante una tormenta, se arrojaba un ancla flotante. Se ataba a partir de varios masteleros y vergas de repuesto formando un triángulo, y también se podían amarrar velas de repuesto. Esta estructura se lanzaba por la borda y flotaba tras el barco, creando una gran resistencia. De este modo, se podía reducir la velocidad del buque.

En determinadas circunstancias, esto era necesario. Pero una ancla flotante así, que se formó por accidente en la película "Master and Commander", era muy peligrosa. Sin embargo, no porque el barco pudiera volcar (esto podría ocurrir si el mástil se rompiera por completo). El peligro consistía en que esta ancla flotante empezara a obstaculizar el movimiento del barco.

Durante una tormenta había dos opciones de movimiento. O bien el barco se ponía en facha, a la deriva, mientras que una parte de las velas se colocaba como en el avance normal y otra parte se orientaba de modo que el viento soplara sobre ellas desde el lado contrario, y de este modo el barco apenas avanzaba con el viento. Esto ayudaba a mantener la posición. A veces se añadía un ancla flotante adicional para frenar aún más la deriva. Pero al mismo tiempo, el barco sufría mayores esfuerzos, porque estaba sometido a los golpes de las olas, a vientos muy fuertes sobre el aparejo y el jarcia, y en una tormenta muy fuerte la deriva era imposible. En una tormenta de ese tipo, solo se podía poner una pequeña parte de las velas, o velas de temporal, y avanzar en alguna dirección.

Pero lo más seguro desde el punto de vista del viento era navegar a favor de él, y está claro que al mismo tiempo la velocidad era muy alta y se podía terminar yendo completamente en la dirección equivocada. Por lo tanto, a veces durante una tormenta había que ir con otros rumbos. Pero, en cualquier caso, un mastelero colgando por la borda con su verga y su vela no mejoraba la situación del barco, por lo que había que cortarlo.

El destino de un marinero que, digamos, cayera por la borda durante una tormenta o desapareciera con un tramo del aparejo, estaba echado: era casi imposible salvarlo. Cualquier marinero de la flota de vela entendía que había que salvar el resto del barco.

La película “Master and Commander”: un marinero lamenta al fallecido

Además, no está muy claro hacia dónde nada la persona que cae por la borda. Le gritan que nade hacia algún lugar, pero eso es completamente impensable, porque una caída desde una altura de 10-20 metros con impacto contra el agua en la mayoría de los casos terminaba con una pérdida de conciencia instantánea, y la persona simplemente se hundía. Es comprensible que en el cine, para que el espectador llore, sea necesario mostrar esta escena un poco más larga; todos tenían que comentar el momento de la muerte del marinero.

No quiero decir que la gente del siglo XVIII fuera totalmente indiferente a la muerte de un camarada. No, por supuesto que no. Pero en esa situación, todo estaba claro para todos, y algún tipo de pesar y conversación sobre la muerte de un compañero solo era posible después del final de la tormenta. Además, durante la tormenta todos tenían demasiado trabajo como para estar tristes por la muerte de un marinero. Y la escena en la que se reparten sus pertenencias se podría haber mostrado un poco más tarde para dejar claro que los marineros, en realidad, estaban apenados.

De nuevo, se podría haber mostrado la escena de la herencia de los bienes marítimos. Existía esta norma: si los marineros no tenían familiares cercanos, entonces sus amigos más íntimos heredaban su propiedad. O se podía enseñar a una persona dispuesta a quedarse con estos bienes para entregárselos más tarde a la esposa o la madre, lo cual era algo muy natural. A través de esta escena se habría podido mostrar cómo se relacionan los marineros con la memoria del fallecido.

La película “Master and Commander”: la tripulación del barco honra la memoria del fallecido

Por último, la batalla en la película "Master and Commander". Empecemos por la idea del capitán de disparar al mástil del barco francés.

En una batalla naval esto es lógico, pero, en primer lugar, no a esa distancia. La batalla se muestra a distancia de un disparo de pistola, y entonces ya era necesario golpear el casco y la cubierta, no el mástil.

Por otro lado, el recurso es legítimo, y es posible que los autores de Master and Commander trataran de explotar este momento. Disparar al aparejo se considera una técnica característica de los franceses. Es una larga historia, relacionada con los desarrollos teóricos de los oficiales navales franceses del siglo XVIII, con la creación de tácticas que les permitieran, en cualquier caso, reducir cualquier combate con los británicos a un empate.

Pero para esto no era en absoluto necesario quitar las ruedas de las cureñas de los cañones. Había un método completamente rutinario para lograrlo. Cualquier cureña naval permitía elevar el ánima del cañón 10-15 grados; este es un ángulo de elevación enorme. Porque a 100 metros de distancia, si se eleva el cañón 15 grados, se puede lanzar la bala a una altura de casi 10 metros. Por tanto, incluso de esta forma se podía alcanzar el mástil.

Aun así, si se quería elevar mucho el cañón, se podían colocar cuñas bajo las ruedas delanteras. Esto se podía hacer porque cuñas de este tipo se colocaban bajo las ruedas traseras cuando el cañón se fijaba durante una tormenta. Se lo ataba de manera que la boca quedara apoyada contra el cierre de la porta desde el interior, y se calzaban las ruedas con cuñas para fijarlo. Naturalmente, el cañón seguía retrocediendo con el disparo. No se salía de las cuñas, porque lo sujetaban los aparejos de retirada, es decir, los cabos con motones con los que se atraía el cañón al costado, y su resistencia era suficiente para que el cañón no rodara libremente.

La película “Master and Commander”: cañones en el barco

Después del disparo, se aflojaban los aparejos, es decir, el cañón retrocedía con fuerza. De nuevo, los aparejos, los cabos que pasaban por los motones, frenaban ligeramente el retroceso. Y luego el cañón finalmente se detenía cuando terminaba la longitud de las bragas, es decir, el cabo que se fijaba con sus dos extremos a los costados y en el centro pasaba por detrás del cañón o por un orificio especial de la cureña. De este modo, el cañón se podía cargar con seguridad.

Quitar las ruedas era malo, no porque fuera imposible recargar el cañón después del disparo, sino porque, si retrocedía, el cañón igualmente se desplazaría por la cubierta, y la cubierta sufriría muchísimo. Incluso las ruedas de madera, al rodar por la cubierta, la dañaban bastante. Además, como los marineros iban descalzos, el número de astillas en sus pies podía ser muy alto incluso después de un fuego normal.

Y si se quitan las ruedas traseras, entonces la cubierta simplemente se levantará en astillas. La cubierta no es perfectamente lisa, y las tablas se colocaban a lo largo del barco, no transversalmente, es decir, el cañón tenía que moverse a través de las tablas. Basta con que una tabla sobresalga ligeramente para que exista el riesgo de que el cañón se vuelque. Por lo tanto, estoy más que seguro de que nadie quitaba jamás las ruedas de la cureña.

Por cierto, en la película "Master and Commander" se muestra bien que los cañones ingleses están equipados con llaves de chispa, como los mosquetes, y disparan no porque se acerque una mecha encendida, sino porque el marinero tira de un cordel, la piedra de sílex golpea el rastrillo, saltan chispas y prenden la pólvora en la cazoleta; luego el fuego pasa al interior del cañón y se produce el disparo.

En general, esta es una idea inglesa, y a comienzos del siglo XIX todos los cañones de los barcos de la marina inglesa estaban equipados con llaves de chispa. Este sistema tenía sus inconvenientes, porque la llave de chispa no garantizaba el 100 % de disparos y podía haber fallos, además de que sufría con la humedad. Pero, teniendo en cuenta la cadencia de tiro y la seguridad, fue un gran paso adelante.

La película “Master and Commander”: escena de abordaje

A continuación, en la película "Master and Commander" llega la escena de abordaje y en ella el capitán, con pistolas como si fueran revólveres de vaquero, camina por la cubierta girándose en distintas direcciones.

Aun así, antes de la aparición de la llave de cápsula, las armas de chispa no garantizaban un funcionamiento del 100 %. Y la llave de cápsula apareció, en las armas de caza, en la década de 1820, y en las armas militares ya en la de 1840, cuando se aprendió a fabricar fulminato de mercurio y a encerrarlo en pequeños pistones de cobre, de manera que al golpearlos con el martillo se producía una llama que encendía la carga. Así, estos pistones proporcionaban casi un 100 % de efectividad, a diferencia de las llaves de chispa.

Existen estadísticas: por ejemplo, las llaves inglesas eran de muy buena calidad y muy caras durante las guerras napoleónicas, y fallaban una vez cada 50-60 disparos, mientras que las llaves francesas fallaban una vez cada 15-20 disparos. Eso significa que como mínimo una vez de cada 15-20 disparos tu arma no se disparaba.

Y si al mismo tiempo se la agita, o se la lleva colgando del cinturón durante un tiempo y luego se la agarra bruscamente, entonces las posibilidades de un fallo son aún mayores, porque mientras colgaba del cinturón la pólvora podía caerse de la cazoleta, humedecerse o incluso la bala podía salirse del cañón. Por eso, se podía ir con dos pistolas, como hace el capitán, pero era peligroso.

Como regla general, las personas de los siglos XVIII y principios del XIX tomaban un arma blanca —sable, espada o chafarote— en la mano derecha y sujetaban la pistola con la izquierda. En caso de que la pistola no funcionara, el arma blanca siempre funcionaría.

Y, por cierto, los oficiales de la mayoría de los ejércitos de Europa en las guerras napoleónicas no utilizaban pistolas en absoluto, sobre todo si eran oficiales que se movían a pie, es decir, oficiales subalternos, jóvenes y comandantes de compañía. Consideraban innecesario llevar una pistola, porque una espada o un sable bastaban. Disparar y luchar cuerpo a cuerpo era cosa de los soldados, y un oficial debía mandar, y para defenderse le bastaba con una espada o un sable.

Solo en el ejército austríaco los oficiales estaban obligados a llevar pistola en combate, aunque fueran a pie. En cambio, en una formación de caballería, por supuesto, siempre había dos pistolas en la silla, pero esa carga la llevaba el caballo, no el jinete. Y en una batalla naval, si hablamos del armamento de los equipos de abordaje, entonces se trataba de algún tipo de arma blanca y una pistola como arma secundaria.

Ahora, durante el abordaje, nuestros héroes vuelan ligeramente, como Tarzán, en una cuerda hasta la borda del barco enemigo. Es cierto que esto ocurre una o dos veces y a poca distancia. Y, por supuesto, la astucia de los franceses resulta bastante divertida: primero todos se esconden, y cuando los británicos suben a su cubierta, cubierta de cadáveres, de repente todos los franceses saltan y los atacan. Como recurso dramático, por supuesto, es estupendo, pero en una batalla real era imposible.

La película “Master and Commander”: tirador en el mástil

Me sorprendió un poco que los infantes de marina en la película "Master and Commander" sirvan como tiradores en el mástil. En general, en nuestro universo, los infantes de marina rara vez subían a los mástiles.

Ni siquiera todos los marineros subían a los mástiles, solo alrededor del 10 % de la tripulación de un buque de guerra lo hacía. Además, si contamos solo a los marineros, aproximadamente el 20-25 % de ellos debía trabajar en lo alto. Se seleccionaba a personas que sabían disparar y se les armaba con armas rayadas, fusiles especiales de cañón largo llamados “filibusteros”. Estos fusiles tenían cañones de hasta metro y medio de longitud y proporcionaban una mayor precisión.

Esos hombres eran los que disparaban desde arriba, y los soldados del Cuerpo de Infantería de Marina simplemente podían no ser capaces de subir hasta lo alto, y mucho menos disparar desde el tope oscilante. Para ello, era necesario tener cierta práctica, y de ningún modo podía tratarse de un soldado que solo hubiera disparado en formación.

Los soldados en la película "Master and Commander", por supuesto, debían disparar rápidamente ante todo, y la precisión era, como mucho, un bonus. Ni siquiera hablo del uniforme del soldado. En la película, los soldados están representados correctamente abotonados y bastante pulcros. Así es como debían verse. Sin embargo, en las batallas de la flota inglesa, los soldados solían llevar uniformes de marinero, porque eran más cómodos. Y, por ejemplo, en Rusia, oficialmente a los soldados del Cuerpo de Marina se les daba parte del uniforme de marinero que vestían fuera de combate. En batalla, los soldados, por supuesto, debían ir impecables.

Por cierto, hay que decir que los oficiales de marina también se veían bastante pulcros en combate; en cualquier caso, se ponían una camisa blanca limpia y se abotonaban. Sin embargo, en la película parecen una banda callejera. En la vida cotidiana a bordo, esto era normal, ya que no había dónde lavarse ni lavar la ropa, pero en batalla un oficial debía lucir impecable. Los guardiamarinas están representados bastante elegantes. Se nota que estos jóvenes se preparan para la batalla, mientras que el capitán, tal como aparece despeinado, permanece despeinado en combate.

La película “Master and Commander”: el capitán del barco

De nuevo, hubo un error flagrante en la película "Master and Commander", aunque también podría tratarse de un error de traducción: los franceses gritan “¡Stop!”. Pero un barco de vela no puede detenerse. La orden correcta sería “ponerse a la deriva” o “arriar velas”.

Para concluir, y volver a elogiar la película "Master and Commander", diré que la escena de preparación para el combate es muy buena. Cuando los marineros golpean el óxido de las balas de cañón y se escucha la orden “poner piedras de sílex nuevas en pistolas y cañones”, es fantástico: así es como ocurría en realidad.

Hay que decir que las balas de cañón en los siglos XVIII y XIX tenían un aspecto bastante feo, porque se almacenaban en la bodega, a menudo yacían en el agua y estaban muy oxidadas. Por cierto, en las instrucciones de carga y disparo hay una orden especial que indica que antes de cada disparo hay que golpear la bala contra el borde de la boca del cañón. Al parecer, el objetivo de este golpe era desprender el óxido, el polvo y la suciedad de la bala, para no arrastrarlos al interior del ánima.

Está claro que antes de la batalla convenía examinar todas las balas y golpearles el óxido o la pintura.

La película “Master and Commander”: los marineros quitan el óxido de las balas

Y, por supuesto, el sílex debía colocarse con mucho cuidado. Recordemos que no se ponía cualquier piedra de sílex. Cada piedra se tallaba primero y se le daba una forma especial de diente, necesaria para su funcionamiento adecuado.

Cada soldado debía tener 2-3 piedras de sílex de repuesto en su cartuchera. Además, había distintos grados de calidad del sílex. Luego la piedra debía envolverse en una placa especial de plomo, que se cortaba con bordes dentados. Esta placa de plomo servía de mordaza en la que se fijaba el sílex. Después se podía atornillar directamente, pero era mejor envolverlo con un trozo de cuero grueso engrasado y solo después atornillarlo en las mordazas especiales que se fijaban al mosquete o la pistola.

Había un tornillo y, para girarlo, se usaba un destornillador especial. Y era necesario hacerlo con cuidado para no barrer la rosca, porque el tornillo podía ser de acero o de latón.

Además, había que apretarlo bien para que el tornillo no se bamboleara y para que, con numerosos golpes contra el rastrillo, no se aflojara y saliera volando. Si en combate el sílex se rajaba o se caía, entonces había repuestos para sustituirlo. Pero está claro que esto requería varios minutos y dejaba las armas de fuego inutilizadas durante un tiempo.

Al mismo tiempo, había que vigilar que la superficie de acero no se desgastara y que el rayado estuviera bien marcado, para que los muelles funcionaran correctamente. Es decir, el soldado debía vigilar constantemente su llave de chispa y comprobar una vez más antes de la batalla cómo golpea el sílex contra el rastrillo, porque eso era muy importante.

Por lo tanto, en general, resumiendo, diría que "Master and Commander" es una buena película, que transmite muchas realidades de los siglos XVIII y principios del XIX. Pero, por supuesto, la película no está exenta de ciertos defectos, que, como siempre, se pueden señalar. Gracias.

¡Esperamos que este artículo te haya sido útil!

Obtén más información sobre el proyecto Corsairs Legacy - Historical Pirate RPG Simulator y añádelo a tu lista de deseados en la página de Steam del juego.